Para comenzar, les cuento que lo primero que tuvo «Esquina Verde» fue su música, ese tiempo, esa melodía inspirada en un domingo por la tarde donde, como decía Carlitos, el músculo duerme y la ambición descansa. Probablemente muchos pensaban que la letra era el primer paso de la canción, pero nunca es así con mis canciones. Primero fue la música y sin esa melodía seguramente hoy no habría ninguna «Esquina Verde» para cantar. Esa música me llevó a encontrar las palabras. Esto fue lo más difícil, porque la canción debía ser para que la cantaran los chicos de las escuelas de Lugano en el aniversario 89 del barrio. No podía tener mi idioma, sino el de los chicos. No se dónde fui a buscar las palabras… debe ser a mi propia niñez, creo que se las pedí prestadas al pibe de anteojos que creció en Lugano, ahí estaba guardada cada imagen, cada sensación, cada sentimiento… A partir de ese momento ya fue de todos los chicos que la cantaron hasta ahora, y creo que de los grandes también.
Me preguntaron sobre la mirada de la canción. La mirada nunca será real, es para otros ojos, porque es una canción y no es más ni menos que eso.
Les mando un abrazo grande a todos y mi gratitud por saber que «Esquina Verde» sigue sonando emocionadamente de mano de Uds, en cada acto y en cada programa DE LA RADIO. LA JUNTA.